Cerró los ojos y se sumergió en su último sueño recurrente. Ese sueño que le reconfortaba. Soñaba que era una hoja, una hoja en un bosque, una hoja en una parcela, en un parque, en un monte, en cualquier lugar. Era una hoja. Y se sentía afortunado reencarnado en una hoja. Afortunado porque así sólo caería una vez.
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