20, 19, 18, 17, 16,...3, 2,1... Empujado por el huracán empieza el tiempo a retroandar y me pongo a indormir haciendo certeras las sospechas que conducían a tu rostro. Las calles, los campos, esconden el brillo lacerante de un mineral que guardaba el tiempo. Persigo su rastro alimentado por la necesidad. En el espejo que se rompió hace 15 años encontré las huellas. Y mientras voy sintiendo el vértigo ahogando mi voz -decía la canción-, me paso las horas buscando piedras como un loco de atar. Hay una mujer que guarda una piedra que guarda el tiempo. ¿Eres tú?
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