miércoles, 8 de abril de 2015

Literariamente acojonado

Hay veces que escribir cuesta más de lo que parece. No es el papel en blanco lo que más asusta. Lo que en realidad teme un escritor es al lector, el receptor del mensaje, ser responsable de reacciones, ilusiones, decepciones, sentimientos de culpa o de fracaso es algo realmente aterrador. Porque hay palabras que se clavan como puñales y se jactan revolviendo en las heridas más profundas. Porque hay palabras que despiertan sensaciones que nos hacen sentir frágiles, inseguros, inexpertos, asustados, vacíos, solos...

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