Wembley
Sólo una vez no hubo noche, sólo día, sólo horas de luz en la calle, entonces, la prudencia ganó a la locura, y no hubo una segunda oportunidad. Desde entonces, saqué tarjeta roja a la prudencia, sobrevivo al día y exprimo la noche, asegurándome que la locura gana los partidos, por si no hay otra oportunidad de jugar.
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