Es tal la influencia, el poder de la televisión que los terapeutas y estudiosos comienzan a tener en cuenta las series de televisión como delimitantes de diferentes ciclos vitales en las personas. Sin embargo, la mismísima tecnología se convierte en barrera para que esto se convierta en dogma científico y sólo quede relegado a la parcela psicológica/psiquiátrica, ya que la posibilidad de realizar maratones de visionado de series, diluye la línea temporal necesaria e ineludible. En cualquier caso, puede llegar, incluso, a ser divertido el hecho de definir ciclos vitales en base a las series de televisión. Prueba.
Por ejemplo, yo puedo afirmar que mi última relación sentimental se inició con Juego de Tronos y se desarrolló y terminó (a falta de cuatro capítulos) con Cómo defender a un asesino
Lo cierto es que da un poco de repelús pensar que eso es lo que tú has sido para mi.
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