Tenía frío, por eso me metí en la bañera un poco antes de lo habitual. Jugueteando con el agua me puse a pensar que tenía que felicitarte para tu cumpleaños. Antes me gustaba hacer mis propias postales de felicitación pero eso era antes. Y entonces me puse a pensar la cantidad de cosas raras que había hecho en mi vida. Ya, todos hacemos cosas raras. No, me refiero a cosas raras de verdad porque... ¿tu has escrito una esquela por encargo? Yo sí. Además no hace mucho encontré el borrador metido en una de esas cajas de cartón que tengo en el estudio, esas cajas que guardan lo que guardan, quizás la esencia, mi esencia.
Pues eso, hace muchos años alguien (que yo no conocía) le pidió a alguien (que si conocía) que yo escribiera un texto a modo de esquela para que se publicara en el periódico ABC, con motivo del primer aniversario de la defunción del marido del primer alguien. El encargo no podía ser más bizarro teniendo en cuenta mis limitadas experiencias con la muerte. Sí, he hablado varias veces con ella pero de ahí no ha pasado la cosa. El caso es que lo hice y al parecer el resultado fue bastante satisfactorio. En grande, media página, toma castaña.
Tengo que felicitarte y "Felicidades" se me queda corto. Es curioso la cantidad de fechas de cumpleaños que uno es capaz de recordar obviando a los familiares. Y más curioso es que hace mil años que ni hablas ni sabes absolutamente nada de esas personas. Y aún más curioso es que no consiga recordar el cumpleaños de personas que son lo suficientemente importantes en mi vida como para hacerlo.
Salgo de la bañera y mientras me seco me digo que hay gente que acumula dinero, gente que acumula experiencias y gente que acumula personas.
Bueno, me voy a recalentar el rollito de primavera, perdón de tres delicias, es un rollito tres delicias.
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