Como seguramente imagináis, esto es cosa de los japoneses. Sólo a ellos se les podía ocurrir crear un sujetador, sostén o brasier con un cierre frontal imposible de abrir hasta para el más hábil cerrajero, a menos que esté coladito por la dueña. El cierre sólo se desbloquea al comprobar el ritmo cardíaco del solicitante y asegurarse a través de una aplicación del móvil de que sus biorritmos indican que el susodicho está enamorado. Tremendo. ¿Que será lo siguiente? ¿Unas bragas que sólo se puedan bajar en ese caso?.
Nota: Visto en el vídeo con la fuerza que se abre, si la chica tiene talla XXL, puede ser algo antológico...
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