AGENDA
Impertérrito dejaba transcurrir las horas, los días. Como cada semana su turno llegaría. Intentaba ordenar todos sus pensamientos, preguntas y deseos de forma lógica pero un poco disimulada. Era inútil, sabía que llegado el momento, por sus dedos saldrían como un pelotón de asalto escocés todas esas cosas, provocando una anarquía que lo volvería a sumir en la desolación hasta la próxima cita...
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