Hacía calor y los ventiladores de la iglesia esparcían esencias variopintas que se entremezclaban formando una densa nube que mi pituitaria se afanaba en discernir. Manifesto, Abril, Anais Anais, y cientos más que provocaban un estremecimiento de cada poro de mi piel.
Una mosca se posó en mi nariz, y maldije, incluso me empezé a preocupar, ¿olería mal? Esperaba que el tanatopráctico hubiera hecho un buen trabajo. ¿Con qué me habría perfumado? La Nuit de L'Homme, Drakar Noir, Playboy Berlin, Carolina Herrera...
El funeral había terminado, lo supe porque noté como se elevaba el féretro. Avanzaba por el pasillo de la iglesia lo supe porque una brisa caliente de sollozos que olían a sexo me envolvió.
De pronto el frío y la nada, todo había terminado. Un momento, alguien se acercaba, alguien que no había ido al funeral, inconfundible. Irresistible. Venía a cerrar el círculo. Su círculo. Nuestro círculo.
Bueno... Hace meses que no escribo en mi blog ni leo a nadie y ahora me encuentro con esta vuelta de tuerca espectacular. Gracias por estar del otro lado.
ResponderEliminarFirma: Jungle- kenso. ;)