... demasiado tarde...
Todo empezó cuando le cogió la mano y le depositó encima toda la seguridad del mundo, le dejó entre sus dedos absolutamente todo, le puso delicadamente la excesiva tranquilidad y el jamás te dejaré, el sólo miro por tus ojos...inmediatamente, quizás inconscientemente, abrió su otra mano y cogió sin pedir permiso la dejadez, el no pasa nada, la apatía... de sus bolsillos empezaron a caer los detalles, las sorpresas, las caricias continuas y el hacerle sentir que era única y especial... cuando empezaron a andar, no iban cogidos de la mano porque uno tenía las dos ocupadas, en sus huellas se podía leer...
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