jueves, 3 de abril de 2014

La relativa importancia de un café

La cojo de la orejilla y dejo de llorar al verme reflejado. Tiemblo no sólo en el reflejo sino también en mis labios, en especial cuando mi índice pasa por su boca humeante besando mi mano, y me provoca rodear su cuerpo con mis dedos arguyendo frío pero no sabe el verano en el que ando metido y lo mucho que deseo acercar mi boca a su boca y que no me deje dormir todas las noches y acabármelo a sorbos con prisa aunque me queme pero sin quererlo terminar.

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